Jeanne.

Descubrí esto sentada en la barra de una cafetería, escrito en la servilleta de la chica de al lado. Cuando marchó con su perfume, creí haber entendido que olía a soledad y a falta de amor. Sus manos sonaban a cantos de necesidad, y sus ojos estabas llenos de abismos azules. Ella escribió lo siguiente:

Pero es que me encanta, en el sentido más amplio de la palabra. Con su pelo que no se peina y se revuelve de vez en cuando, con su sonrisa tímida, que a veces se asoma en sus labios. Me encanta, porque a veces resulta un pequeño niño travieso que hace alguna trastada sin importancia. Es algo que no puedo evitar, girar la cabeza y mirarle y decir, es feliz y me basta, está sonriendo y yo sonrío también. Es una extraña sensación, porque quiero cogerle de la mano en medio de la gente y preguntarle si puedo quedarme con él. Si puedo no molestarle al sonreír. Me gustan sus ojos castaños buscando algo que observar, o sus miradas perdidas aunque la gente le hable, cuando se abstrae del mundo y luego se le queda esa cara de empanado, que incluso siendo total, puede resultar lo más bonito que pueda tener. Esas manos que usas poco para expresarse, y que tengo ganas de saber si están o no frías. O simplemente hablar con él, con esa voz tan dulce, que parece que en cada frase vaya caer porque me fallen las piernas. Me encanta, significa que incluso cuando no me gusta algo de él, ya me gusta simplemente por el hecho que forma parte de él. Que podría estarme horas mirándole, para simplemente intentar adivinar que se le pasa por la mente, si podría decirle hola sin que me temblase la voz. Sin que me temblase el alma.Que quiero pasarme horas simplemente uno al lado del otro, aunque no me mire, aunque no me toque, aunque no me hable, simplemente que esté.


Poco después supe su nombre, Jeanne. Vivía en un lugar apartado de la cuidad y vagaba con un café recién hecho siempre en las manos, saboreando el olor que le encantaba y con la mano en el bolsillo donde siempre guardaba un cleenex turquesa para sus lágrimas incoloras. Que era de esas muchachas con el corazón roto sin haber siquiera llegado a sentir los labios de la persona amada. Supuse que ella también se dormiría acunando y adornando corazones.

4 comentarios:

Claudia Hale. dijo...

Sabía que me encantaría Jeanne. Soñadora, encantadora, y tristemente con el corazón roto.
¿Sabes? Creo que debería quedar con Abbey alguna vez. A las dos les gusta el café, y escribir lo que no pueden gritar.
Increíble as always(L)

Little Miss Sunshine dijo...

Que hermoso lo que escribió Jeanne
me identifico un poquitin con ella...
cuidate mucho, sigue escribiendo y te sigo (:

Keiko McCartney dijo...

Vaya con Jeanne, menuda bohemia está hecha!
este texto me ha gustado especialmente, chiquilla!

Hebra Púrpura dijo...

¿Cómo demonios consigues que me sienta identificada con tantas frases de tus textos? En este me causó especial impresión la de

"Me encanta, significa que incluso cuando no me gusta algo de él, ya me gusta simplemente por el hecho que forma parte de él. Que podría estarme horas mirándole, para simplemente intentar adivinar que se le pasa por la mente,[...]"

Sigue produciendo Len, me encanta leerte ^^

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