Él le escribe y ella no recibe.

Hace días que no sé nada tí. La última vez que pude oler tu cabello me llegó ese aroma a mora. Era dulce al tacto y sedoso.

En casa ya hay colca-cao, del que a ti te gusta, del que hace "grumitos". Del que solías remover con la cuchara hasta que quedaban pequeñas islas de color marrón chocolate que daban circulos como pequeños planetas alrededor del centro del inmenso mar chocolateado. Aparte he comprado una nueva taza amarilla chillona.

¿Vas a volver? Sigue tu rincón del sofá con tu cojín, ese que abrazabas en las pelis de terror y que a enjuagado tantas lágrimas. No lo he tocado, está al lado de la kitty gigante que te regalé en la feria de Diciembre. Tus fiestas favoritas, con todas esas luces, y esas sonrisas que me regalabas cuando llegaba a casa. Eso ya queda atrás, muy atrás. ¿Dónde estás ahora? Sólo te escribo porque te echo de menos. Y ya no me da rabia reconocerlo, ya no trazo estrategias para llamar tu atención, ya no me hago el fuerte para aparentar que no me duele que estés lejos. Ya no hago estupideces.

Quiero que vuelvas

Necesito que vuelvas, aunque sea un instante, un segundo fugaz, dónde poder encontrar tus ojos con los míos. Suena cursi, lo sé, pero ¿qué puedes esperar de un tonto enamorado como este pobre mísere? Que me tiembla el pulso al escribir y el alma al imaginar tus pupilas deslizándose sobre las letras negras. Ya se ha perdido el papel y la tinta, ahora usamos el e-mail y el msn. Pero a mi no me hacen falta cartas, ni siquiera letras para poder echarte de menos. No me hacen falta cámaras para saber que seguramente leas rapidamente y quizás te dé un vuelco el corazón, después sonrías y sacudas la cabeza delante de la pantalla del ordenador. No me importa, no me hace falta. Simplemente lo sé.

Esta mañana ha llegado el cartero, traía tus cartas, había una de tu madre, -ella aún utiliza el boli y el papel- lo otro eran facturas, de tu móvil, de tu tarjeta de crédito, y de tus cosas. Debería dartelas, pero prefiero reenviartelas. No sería capaz de mirarte a los ojos otra vez sin decirte que te quiero. Y probablemente sea una tontería, pues tu ya debes tener un mudno mejor sin mí y alguien a tu lado.

Esto no tiene coherencia alguna, hablo yo solo conmigo mismo, sabiendo que no podré enviartelo. Me engaño al pretender que podré acabarlo y enviar. Será incompleto y será mío, y en el fondo también tuyo. Por que tú eres la mitad de mi.



Algunos dicen que la media naranja no se encuentra nunca. Yo encontré mi media vida.

5 comentarios:

Claudia Hale. dijo...

Que me tiembla el pulso al escribir y el alma al imaginar tus pupilas deslizándose sobre las letras negras.


PRECIOSO, de verdad. Me has enamorado.
Increíble, como siempre :)
Un beso!

Andie dijo...

Qué bonito :)

No creo en medias naranjas, medias vidas, almas gemelas o ángeles de la guarda.
creo en los te quiero derrochados y en el prevalecer de la imaginación sobre la inteligenca.

Entre otros.
Un beso.

Keiko McCartney dijo...

Joder que bonito tío tía! En serio, este texto es estupendo!

Un besin!

Raxu dijo...

Perfecto

cora dijo...

el cola cao con grumos es el mejor. las medias naranjas no existen,solo los medios corazones(rotos)

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