Dragones, Príncipes y Caperucita Azul.

Me miras desde tu ingenuidad. Eres tanto y tan poco. ¿Saben? Yo jamás fui de enamorarme, jamás me centré en un color que no fuera el de mi imaginación.

Sin embargo ahora hay un azul inmenso en mi mirada, ahora hay un color para tu sonrisa, para tus labios, para tus gestos y para tus caricias. Hay toda una paleta de colores para tus estados de ánimo, para tus bromas y para tus enfados. Con un eterno rojo en la cama y un negro profundo en tus tristezas. Y sin embargo yo no tengo blanqueante, ni color que sustituya ese negro, y color que diluya tus más apasionados rojos. Qué pena.

Sin embargo tú dueles, duelen tus amarillos amistad, y tus verdes esperanza, dueles tus ojos azules como el mar, y duelen cada roce de color amor. Por qué no están.

No están. Eres tú el que no eres de color, los colores solo están en mi mente, que juegan a pintarte, a dibujarte en cualquier rincón, en cualquier vidrio empañado por la lluvia de un 20 de Octubre. Mi mente pone colores a tu piel, a tus besos a tus errores. Mentiría si dijera que lo que me atormentan son los colores, porque no lo hacen, no la verdad. Me atormenta la posibilidad de descubrir un monocromo debajo de esa capa que yo misma he pintado.

Descubrir que tu no me entregas colores, solo pasividad, como un el cuadro de un cuadrado negro en un fondo negro –algo a lo que llaman arte-. Me dolería saber que el blanco y el negro dominan en ti, y todos tus colores se los ha llevado alguna otra persona. Y no es que sea celosa –qué si lo soy- si no que me duele no poder saborear ese melocotón de tus labios, ese lila de tus rutinas y ese marrón de tus días nublados, el transparente de tus lágrimas y el azul marino de tus momentos a solas.

Y es que no eres mi príncipe azul. No hay príncipes azules. No hay príncipes, -directamente-. Existen las princesas valientes. Pero yo no soy princesa, yo no soy esa chica del baile. Yo soy más como una caperucita, que se limita a hacer recados por un bosque lleno de lobos que solo quieren herirla, que solo quieren comérsela. Soy una caperucita –oh sí lo soy-; pero esta caperucita se ha cansado de lobos monocromos como tú. Ella –yo- sabe que no hay príncipes azules.

Pero si no hay príncipes azules, ¿por qué no puede haber una caperucita azul, capaz de superar los lobos monocromos que solo quieren herirla? ¿Por qué no puede haber una caperucita azul capaz de superarte?




(...) y el dragón del cuento, lo adopté como mascota.
Quizá sea que solo quería proteger lo que el consideraba arte.
El azul intenso de la caperuza de una mujer.

6 comentarios:

writestories dijo...

Sabes lo que opino de todo lo que escribes...Pero a veces hacerte la valiente quizá sea una forma de mostrar tú debilidad a la gente...
Lo dicho increible como siempre.

Andie dijo...

Por mucho que digamos que no hay príncipes azules, seguiremos idealizándoles, como los chicos perfectos de nuestras vidas, como nuestros salvadores.
Y acabaremos dándonos cuenta, que nos olvidamos de nosotras, y de nuestra valía. De que somos los príncipes y las princesas de nuestro cuento. Un cuento que no esconde más que un drama mal escrito. Como esa autobiografía que haces en un momento de ocio. Como el diário que escribes desde renacuaja. Como las fotografías movidas, borrosas, o generalmente, malas.
Són especiales, por ser recuerdos. Por ser muestras de nestra evolución y de que no hemos tirado la toalla, against the odds.

Primerodemayo dijo...

Me ha encantado tu texto, realmente es muy lindo y triste al mismo tiempo, pero valiente, muy valiente

"se esa princesa, o esa caperucita de color azul, como el de tus ojos (preciosos, magicos diria yo) y vive como mejor puedas tu aventura, lucha contra esos lobos y si no terminas encontrando un principe casi mejor, pues los principes son irreales y normalmente, mas aun en la epocas de las que datan estos cuentos autenticos bandidos.

Yo, tambien en este mundo de fantasia me ofreceria, pero no como el principe azul, si no como el anarquista negro, pero no el negro de la penumbra, ni de la hostilidad, tampoco el de los malos pensamientos. Todo lo contrario, el negro puro, el limpio, el sincero, el negro sin color, el negro sin engaños, el negro sin banderas."

^^

lo siento, pero cuando veo un gran texto, de los que me llenan, no puedo evitar continuarlo a mi manera... aunque pocas veces consiga estar a la altura del original, la intencion es lo que cuenta.

un abrazo y sigue escribiendo, me han gustado realmente tus palabras, volvere a visitarte!

Keiko McCartney dijo...

No puedo sacarte ninguna crítica. Está peerfecto; y el final... bff!

Muy bien, Lenda!

Acuarius dijo...

Un aplauso...
azul
para ti
caperu :)

L-Redundant dijo...

Hola!
Me he encontrado tu blog por casualidad^^
La portada me encantaaa!<3
Pásate^__^

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