Desea

A veces ella desea, desea muy fuerte, creedla, ella desea con los ojos cerrados y el corazón encogido. Entrelaza las manos y desea todo lo fuerte que puede, en silencio, sin gritar pero con fuerza. Deseaba a las estrellas, con su camiseta ancha y hecha jirones, los pies descalzos y sus mechones dorados recogidos en una coleta. En la terraza de su bloque.

Un bloque en el barrio de un suburbio. Dónde las estrellas se esconden tras nubes de polución, y las pocas que se asoman, tienen un brillo débil y terrorífico. Las calles están llenas de basura y de delincuencia, donde las farolas que alumbran, o estan rotas o están fundidas. Pues nadie se atreve a pisar el distrito 23. La única tienda es propiedad de una banda de traficantes, y ella pasa cada día de camino al colegio del distrito más cercano. Pero eso a ella no le importa, pues siempre que pasa le regalan una manzana, de las buenas, de las que tienen la piel roja y brillante, pues saben que a ella no se la puede tocar, ordenes de superiores. Ella lo sabe y sonríe, agradece la manzana y se aleja.

Pero solo desea salir de allí, del distrito 23. Lo desea cada noche a las estrellas, y confía en que la escuchen. Quiere salir de allí, y vivir sin miedo a salir de noche, y cicir sin miedo a la policia o a los extraños encapuchados. No quiere vivir rodeada de deseos. Quiere cumplirlos.