Estados

Apoyada en el marco de la ventana con una pierna doblada y la otra estirada, la sabana me envuelve en su calidez, la luna me ilumina, mis ojos se cierran y mi mente recuerda. Mi corazón palpita, mi pulso se acelera, mi cabeza estalla y mi voz se quiebra. Mi cuello se estira, mis palabras huyen, mi sangre hierve y mis manos se crispan.

Hundo la cabeza en mis manos, y mis lágrimas caen, la impotencia sale, y sigo sin poder olvidarte. Mis manos desean volver con tu tacto, mis labios suspiran por tu aroma, mis ojos sueñan con los tuyos y mi piel te llama a gritos, todo en mi te echa de menos. Todo el día recuerdo tus caricias, tus abrazos, tus besos, tu sonrisa, todo me recuerda, todo me remite, a ti. Las sabanas aún conservan tu aroma, me envuelvo con ellas con tal de recordar una ínfima parte de tu ser. Solo una parte tan ínfima. Las memorias de una chica no callan en mi cabeza, es un martilleo constante. Es algo que me atormenta. Vuelve, vuelve, necesito verte, necesito decir que ya no eres nadie en mi vida, necesito decirte que te odio por haberme destrozado, necesito ver que ya no te importo. Necesito saber que tú no me echas de menos, que solo has jugado conmigo, dime que no vuelva. Pídeme que no te siga, suplícame que no piense en ti. Mi cuerpo responderá anti ti, yo ya no puedo impedirle que lo haga. Eres todo lo que yo necesitaba para respirar y ya no estás. Me has dejado sola.

Me siento tan pequeña, me siento tan pobre, tan sola. ¿Qué tienes? ¿Qué te has llevado? Porque ya no puedo vivir, ya no como, ya no duermo, ya no pienso, ya no existo, ya no soy. ¿Qué ha pasado con mi vida?